Canas en el pelo,
arrugas en el ceño,
noches sin sueño
y...
...razones para creer
miedos por vencer
y ropa que tender.
Llevo meses reflexionando sobre esta nueva etapa de mi vida, en la que he decidido robarle horas al tiempo y escribir. Es muy complicado conciliar, pero eso no es lo peor. Lo más difícil es seguir escribiendo cada día sin culpa. Mirar la ropa por planchar, los juguetes sin recoger, la nevera vacía, etc., y no parar de escribir. Todo este tiempo necesitaba un poema, que expresase lo que estoy viviendo.
El velo de la culpa cayó. Pude sentir el poema, lo que veía y lo que realmente "Tengo".
De niños nos insisten mucho con el "¿Qué se dice?", y a menudo, resignados, respondemos: "gracias". A mí, personalmente, me obligaban a agradecer por todo, incluso si no me gustaba, la respuesta esperada era "no, gracias". Siempre me resultó extraño e incluso incómodo, era forzado.
Para mí, dar las gracias no es solo pronunciar una palabra. Es algo mucho más profundo. Si no te sientes verdaderamente agradecido, decir "gracias" queda vacío de contenido y no obra su magia. Es parecido a pedir perdón. Tanto agradecer como disculparse por "buena educación", sin sentirlo realmente, carece de todo sentido.
En enero, mi vida dio un giro importante: pasé simplemente de "estar" a "ser". Todo esto surgió a raíz de conocer a un grupo de "Líderes" maravillosos. Unas personas valientes que han decidido mirar con el corazón y cerrar los ojos. No puedo estar más agradecida por tenerlos en mi vida.
Pocas veces he sentido un agradecimiento tan profundo. Cuando lo he sentido, ha sido tan intenso que no he podido evitar expresarlo. Las personas intensas, cuando agradecemos, lo hacemos de verdad. Mi forma de dar las gracias es escribiendo.
... por dejarme navegar en tus ojos
hasta encontrarme dentro de mí,
apuñalada por lágrimas cristalizadas,
que nunca me permití llorar...
Las mal llamadas relaciones «tóxicas», suelen ser un aprendizaje para personas que hemos vivido de espaldas a nosotros mismos. La duración y la intensidad de estas relaciones son directamente proporcionales al miedo a conocernos. Son una necesidad vital cuando no somos capaces de ver y aceptar nuestras heridas. El inconsciente sabe que no es la otra persona. Nos anclamos a aquellos que nos hacen escocer las heridas. Si podemos terminar la relación, lo que resulta muy difícil, repetiremos el mismo patrón. Volverán otras personas hasta que veamos por qué duele. No hay que huir. Para salir de ese círculo vicioso debemos afrontar: observar cuándo aparece el dolor y la ira, qué es lo que no soportamos y por qué. Los porqués son las llaves de nuestra prisión. Solo conociendo «los porqués» podemos salir para siempre de ese bucle.
Huyendo del pasado,
con el miedo...
...y emprendí el camino,
hacia donde nunca llegó nadie.
La intensidad asusta y abruma en nuestra sociefrivolidad. Los intensos somos los apestados para la gente superficial. No está bien visto dejarse impregnar por las emociones y que se note. Lo correcto es no llorar, no gritar, sonreír, poner buena cara, maquillarse; aparentar que todo está bien y suicidarse mañana.
Soy repoéticamente intensa,
circundante,
desconcisamente...
Él,
se fue.
Ella desapareció disuelta en ...
seguir leyendo
Pensé que, al aceptar tu pérdida, el duelo quedaría superado.
El sufrimiento continúa, pese a que evite el papel de víctima pintando de colores mi tristeza.
Pasan los años y el velo gris de tu ausencia lo nubla todo.
He aceptado que no estás, pero no acabo de aceptar que no seré la que era contigo. Intentar ser la que fui es nadar contra corriente.
En las pequeñas cosas hay grandeza. Equivocadamente pensaba que para escribir poesía tenían que embargarme grandes sentimientos. Existe la creencia que solo de los sentimientos desbordados como amor, desamor, tristeza, pérdida... surge la poesía. Cuando conectas con tu interior ves poesía en cualquier cosa cotidiana.
Mis ensaladas son muy extrañas,
llevan muchos condimentos,
pensamientos, mostaza, silencio...
Una de las cosas más difíciles en la vida es desprenderse del peso del pasado. Lo que fuimos y experimentamos es traído constantemente a nuestra memoria. Nos castiga y nos hace sufrir. La carga emocional propia se suma a otras que, sin pertenecernos, arrastramos. Lastres que nos impiden disfrutar del momento presente. No se puede volver al pasado. No podemos cambiar el pasado. No somos la misma persona que tomó esas decisiones o actuó de aquella manera. El pasado no existe, se esfumó.
Indice del blog
«Lo bueno, si breve, dos veces bueno; y aun lo malo, si poco, no tan malo...». Baltasar Gracián,1647.
La poesía es fundamental para el ser. Es la emoción trasformada en palabras. Sofía Bago.